El informe de la Secretaría de Derechos Humanos de Honduras ha revelado que más de 650 reos perdieron la vida en las últimas dos décadas en cárceles hondureñas debido a asesinatos, incendios y violentas reyertas. La administración actual ha querido utilizar este informe para demostrar que la violencia en las prisiones del país tiene una larga historia, y que ha sido alentada por políticas inadecuadas en el manejo de los centros penales y la complicidad de los mandos policiales, militares y políticos con el crimen organizado.

El reporte indica que las primeras muertes masivas ocurrieron en el centro penal de La Ceiba, donde 60 reclusos murieron en una reyerta en 2003. Un año después, otros 117 presos fallecieron en un incendio en la cárcel de San Pedro Sula, que fue cerrada durante el primer mandato del presidente Juan Orlando Hernández.

Sin embargo, la peor tragedia se produjo en 2012 en la granja penal de Comayagua, donde un pavoroso incendio cobró la vida de 382 reclusos. El informe deja en evidencia la necesidad de un cambio en las políticas penitenciarias en Honduras y una mayor atención a la seguridad en los centros de reclusión para evitar más tragedias como estas.