Para intentar salvar su vida, la familia tomó medidas de inmediato.
Como parte de una actividad escolar, una menor de edad junto a otros compañeros pintó un mural en una pared donde habían marcas de pandillas, lo cual provocó que una estuctura criminal tomara acciones de violencia contra el grupo.
Uno de los jóvenes que participaron en elaborar el mural fue asesinado luego de algunos días, lo que causó el temor en la familia de la estudiante.
Para evitar que también fuera víctima del enojo de pandilleros, los parientes la enviaron hacia los Estados Unidos de forma ilegal. Sin embargo, el viaje no tuvo éxito, pues en el camino fue retornada a su lugar de origen.
La organización Save The Children sostiene que estos casos son comunes y son alentados por la falta de oportunidades y la violencia en El Salvador
