El avión de pasajeros que se ha estrellado este domingo cerca de Moscú cayó a tierra envuelto en llamas. Así lo afirman varios testigos presenciales de esta tragedia aérea sin supervivientes que ha conmocionado a Rusia y que le ha costado la vida a setenta y una personas, sesenta y cinco pasajeros y seis miembros de la tripulación.

El aparato, un birreactor Antonov-148 de la compañía Saratov, se precipitó al suelo poco después de despegar del aeropuerto internacional de Moscú rumbo a la ciudad de Orsk, en la región de Oremburgo. Por el momento se desconocen las causas del siniestro. Las autoridades rusas no descartan ninguna hipótesis: accidente, fallo humano o atentado. Los restos del aparato han quedado esparcidos en un radio de un kilómetro.

El presidente ruso, Vladímir Putin, ha enviado un mensaje de condolencias a las familias de las vítimas y ha ordenado crear una comisión especial que investigue las causas de la catástrofe.