Donald Trump atrajo este jueves la ira de dos expresidentes estadounidense. El republicano George W. Bush dio un discurso desde su fundación en Nueva York donde criticó el nacionalismo y las divisiones raciales que priman hoy en Estados Unidos, en lo que pareció ser una crítica apenas velada a la deriva política del actual ocupante de la Casa Blanca.
“El fanatismo parece estar envalentonado. Nuestra política parece ser más vulnerable a las teorías de la conspiración y a la fabricación abierta de hechos. Estamos viendo que nuestro discurso se degrada por una crueldad casi casual. Parece incluso que las fuerzas que nos separan fueran más fuertes que las que nos unen. Los argumentos se convierten demasiado fácilmente en animosidad,” señaló George W. Bush.
Al mismo tiempo Barack Obama volvía a la arena política tras haberse mantenido en silencio casi total tras abandonar la Casa Blanca. El expresidente demócrata aprovechó un acto de campaña en favor de un gobernador demócrata para señalar la corrupción de la democracia estadounidense que según él está imponiendo Donald Trump desde que ocupó el despacho oval.
“En lugar de que nuestra política refleje nuestros valores, tenemos políticas que infectan a las comunidades. En lugar de buscar formas de trabajar juntos y hacer las cosas de manera práctica, tenemos personas que deliberadamente intentan enfadar a la gente para demonizar personas con diferentes ideas,” apunta Obama.
Las dos elecciones a gobernador de Virginia y Nueva Jersey servirán para medir el nivel de descontento de la población hacia Donald Trump, en previsión a un año 2018 con elecciones legislativas que renovarán el Congreso y parte del senado.