Las cuadrillas de limpieza y los residentes de la ciudad de Búfalo, en el norte de Nueva York, lucharon el martes para abrirse paso entre montañas de nieve, mientras esta seguía cayendo y se pronosticaba un aumento de las temperaturas y lluvias que pudieran convertir el hielo en fango.
Las autoridades estatales despacharon a las policías militar y estatal para mantener a la población alejada de las calles de Búfalo, atestadas por la peor tormenta en azotar la región en por lo menos dos generaciones.
En medio de algunos indicios de progreso, como que se reabrieron las vías suburbanas y fue restaurado el servicio de emergencias, el administrador del condado de Erie, Mark Poloncarz, advirtió que la policía estaría en los puntos de entrada a Búfalo y en las principales intersecciones a fin de velar por la prohibición de manejar en la ciudad.
«Hay demasiada gente que está violando la prohibición», declaró Poloncarz en conferencia de prensa.
Las autoridades dijeron que más de 30 personas han muerto en la región. El número de víctimas supera el de la histórica ventisca de 1977, donde hubo al menos 29 muertos en una región conocida por el duro clima invernal.